Este pasado sábado disfrutamos de un Nivel I de Reiki precioso. Hablamos de muchas cosas, y como suele pasar, sobre los animales; lo sabios, civilizados y maravillosos que son.

Reflexionamos sobre porqué a un perro o a un gato le basta con 10 minutos de Reiki, cuando a un animal humano le hacen falta 50 minutos para que haya un trabajo de sanación.

Es fácil de comprender. Los animales no necesitan ser «reconectados». Están en conexión toda su vida, con la Tierra y con la Fuente.

No tienen ego. Sólo una infinita capacidad de dar y recibir amor.

Son capaces de esperarnos horas y horas y llenarnos de besos al llegar a casa.

Capaces de, tras sufrir abandono y maltrato, darnos una segunda oportunidad.

Capaces de mirarnos de infinitas maneras, pero nunca con odio o rencor.

Por una Humanidad en conexión, honremos a los animales no humanos cada día.