Una de las características más positivas del Reiki como terapia es el hecho de no tener ningún efecto secundario; ésto es algo que todo practicante de Reiki debe recordar a la hora de transmitir energía a otra persona para evitar «malos entendidos».
¿A qué me estoy refiriendo con ésto de los malos entendidos? Pues ni más ni menos que a la desafortunadamente llamada «crisis de sanación«.

Llamamos Crisis de Sanación a la manifestación tanto física como emocional, de los procesos curativos que se dan en nuestro cuerpo después de recibir una sesión de Reiki o una sintonización.

Nuestro cuerpo tiene sus propios mecanismos de sanación: cuando nos hacemos una herida, se pone en marcha un dispositivo por el que se producirá la cicatrización de la misma. El Reiki al entrar en nuestro cuerpo estimula y acelera los procesos curativos, eleva las defensas y con ello favorece la sanación que en ese momento sea necesaria.

Por eso, tras una sintonización o una sesión de Reiki se produce una limpieza profunda de nuestro organismo. Aunque no existe un patrón para todo el mundo, es a los veintiún días de recibir la energía cuando la mayoría de las personas que «sufren» ésta crisis o limpieza desarrollan sus efectos. Pero ésto no nos sucede a todos, es posible que los efectos aparezcan en las horas siguientes o incluso que no aparezcan nunca. Son muchísimos los casos de personas que nunca han tenido una crisis de sanación a pesar de haber recibido Reiki o haber sido sintonizadas en numerosas ocasiones.

El hecho de que aparezca la crisis de sanación es una muy buena señal: significa que nuestro cuerpo está trabajando por su salud, la energía está limpiándonos a niveles profundos y ayudándonos en nuestra propia sanación. Solemos decir que «ha comenzado la verdadera sanación«.
Por eso, cuando durante una sesión de Reiki la persona receptora siente un dolor localizado o una intensificación del dolor que ya tenía, debemos estar tranquilos y confiar en que la energía está trabajando donde hace falta: en ese momento debemos insistir aplicando energía en el foco del dolor hasta que éste remita o desaparezca.

Así pues, el nombre de «crisis de sanación» es de lo mas desafortunado, porque más que una crisis es una limpieza de nuestro cuerpo que debe ser motivo de alegría, a pesar de que los síntomas no sean de ningún modo agradables. No olvidemos que el Reiki trabaja muy profundamente a todos los niveles (físico, emocional, mental y espiritual). No te extrañe que tu limpieza acarre no sólo un trastorno intestinal, sino una «pataleta» emocional que sorprenda a todo el que te rodee.


En cualquier caso, sonríe. La Energía está trabajando para
ti.