El verano es una época de descanso de las obligaciones del año, de disfrute, de sacar al niño que llevamos dentro… además el buen tiempo nos vuelve positivos. Todo ello es muy beneficioso para nuestro cuerpo, nos eleva las defensas y a nivel energético nos reforzamos.
Si echamos la vista atrás, seguramente podremos comprobar cómo cada verano hay algo que memorar. Un viaje, un reencuentro, el amor… los veranos nos dejan una huella positiva. Es una de las épocas de año que recordamos con más alegría.
Ahora que el verano termina es el momento de agradecerle todo lo que nos ha dado. Las oportunidades, las risas, los momentos memorables… llenarnos de esa gratitud sincera que es alimento para el alma.
El otoño trae cambio, no sólo en nuestro entorno, también en nosotros mismos. Solemos recibir al otoño sin mucho entusiasmo, nos quejamos de las mañanas frías, de que anochece antes, de que volvemos a la rutina… toda esa energía denota carencia. Cada vez que me quejo, le estoy diciendo al Universo que no estoy conforme, que me falta algo, y ello atrae energía de escasez.
En consecuencia, mis defensas se debilitan y entro en un periodo de dolores de cabeza, malestar, catarros, bajo estado de ánimo, negatividad…
El otoño es un periodo lleno de riqueza. En él la naturaleza nos brinda una cosecharica en nutrientes. Nos regala colores y paisajes hermosos. Nos invita a abrigarnos, nos hace recolectores, nos invita a recogernos, a protegernos del frío, a cuidar de nosotros mismos, a disfrutar del hogar, a reunirnos con los nuestros alrededor del fuego… Nos invita a recoger los frutos de nuestro trabajo personal, a mirar en nuestro interior y ver todo lo que hemos aprendido en los meses anteriores, reconocer nuestros logros, integrar las enseñanzas y ponerlas en práctica.
El equinocio de Otoño tiene una maravillosa energía de equilibrio. Sintonizarnos con ella nos ayuda a poner equilibrio entre las dos estaciones, la que sale y la que entra. Este 2017 el otoño entra el 22 de septiembre, a las 22 hrs y 2 minutos. Es la maestría del número 22, la energía de materialización en la Tierra de los designios de Dios.
Te invito a que recibas el otoño como se merece, con el corazón abierto, con el cuerpo energético fortalecido y equilibrado con la energía del 22.
Te dejo aquí el enlace a la meditación.
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