Llevo un tiempo entregada a ésta terapia con toda mi alma. Empeñada en que la enseñanza que salga de mí sea inmejorable, consciente de que siempre habrá algo mas que ofrecer. Comprendo que la información que procede del Akasha es infinita y sencilla como el amor de donde nace, y a la vez tan compleja como lo somos nosotros, los seres humanos.
Deseo que las personas lleguen a Registros Akáshicos desde su corazón. Que escuchen bien y se dejen llevar; porque no tengo ninguna duda de que si llegamos de ese modo, el trabajo con ésta herramienta fluye y se convierte en un pilar firme de nuestra vida que nos hace vivir cada día en conexión.
Pero somos humanos complejos, y puede ser, por qué no, que no llegues guiado por tu voz interior. Sino por tu ego. Puede ser que alguien te lo haya aconsejado, y tú estés en un momento de tu vida en el que no escuches tu voz interior si no las voces de los que te rodean. Puede ser incluso que busques fama, reconocimiento, dinero. Todo ello es muy probable. Somos humanos…
En éstos casos vas a tener un duro camino con los Registros, porque los seres de luz que los custodian sólo nos permiten acceder a ellos a través del corazón, alejando siempre toda forma de egoísmo. Duro camino mientras no reconozcas éstos hechos y sigas luchando por acceder una y otra vez desde tu ego, pues no vas a sentir cómo la luz baña tu alma y llega la sanación.
Pero aún en éste caso la herramienta ha llegado a tí, ¡aprovéchala! Deja a un lado las motivaciones superfluas, de baja vibración, reconoce la voz de tu corazón… ¡y ponte a trabajar! Porque el amor es infinito y nunca va a dejar de estar ahí para tí. Los seres de luz que cuidan de tí, que te guían y dejan señales permanentemente a tu paso no están para juzgarte, sino para mostrarte la realidad de tu existencia, tu luz interior. Y están deseando que les escuches de verdad, que apagues la vocecilla incansable y camines al frente reconociendo el plan de tu alma.
En mi empeño de que la terapia te de todo lo que tu alma necesita te insisto en que te recicles, que repitas el curso tantas veces como lo necesites. Si saliste entusiasmado del curso pero poco a poco tu ego te ha ido apartando con dudas, con su parloteo loco, ven de nuevo. Cada curso es diferente y cada persona que viene, sea la primera vez o sea repetidor, es un valor añadido para todos los que asistimos. Siempre hay un nuevo recuerdo, un poquito más de luz sobre nosotros.
Y para terminar… si estás iniciado en Registros y sientes dudas de tu trabajo, puede que éstos puntos te puedan orientar:
- El camino de los Registros Akáshicos es un camino de felicidad. Si no te sientes feliz trabajándolos, no estás accediendo a ellos.
- Si te mueven pensamientos como «saber cómo se llaman mis guías», «si fui un héroe en otra vida» o «si como yo creo la culpa de todo es de los demás»… no vas por buen camino.
- Si cuando haces lecturas te sientes juzgado, ofendido… o por el contrario tu ego se dispara como una flecha y te crees el más iluminado del barrio, no estás accediendo a los Registros.
- Si te mueve un deseo de corazón, si realmente estás implicado en tu avance, si te interesa caminar según el plan de tu alma, estás en el camino correcto para acceder.
- Si recibes la informaciòn de manera amorosa, si tocan tu corazón y te emociona profundamente, estás accediendo directamente a los Registros.
- Si estás más preocupado de saber quién firma la lectura que del contenido de ésta, no estás trabajando bien.
- Si te preocupas de mantener una vibración elevada en tu día a día, acceder a los Registros te será cada día más fácil.
- Si haciendo una lectura a otros (recuerda, con nivel II) te ves juzgando, o aprovechando el momento para darle caña… ¡no éstas en los Registros!
- Si por el contrario la otra persona se ve sorprendida, emocionada, si sientes que ha habido un «click» en su interior, ¡tu trabajo está bien hecho!
¡No te rindas! Si tienes la llave de acceso, utilízala. Recuerda que todos estamos aprendiendo, recordando, despojándonos de lo que no nos sirve. Todos nos equivocamos y todos tenemos momentos de plenitud. Todos somos alumnos de la vida, cada uno perfecto en su imperfección y todos podemos enseñar algo a los demás. La clave para hacerlo bien está en nuestro corazón.
Nos ha sido entregado un auténtico regalo del cielo. ¿Cómo no honrarlo y darle el tratamiento sagrado que merece?