Pero la clave no está en cambiar el entorno, la clave está en cambiar el modo en el que lo percibimos. Se trata de dejar de vivir en «piloto automático» y llevar la divinidad a cada una de las actividades que realizamos. Se trata de estar presente, de vivir en el «aquí y ahora» y poner amor en cada tarea que llevamos a cabo.
¿En qué piensas mientras estás en un atasco o vas corriendo en el coche para llevar a tus hijos a tenis, pintura, taekwondo, etc…? ¿No vas estresado pensando en todo lo que te queda por hacer? ¿Acaso esos pensamientos cambian algo?
Se trata de VIVIR, de SER, de ESTAR.
Se trata de dejar de esperar y ACTUAR.
Se trata de AMAR. Amar la vida, amar el mundo. Amarte a tí mismo.
Quizás pienses: «Vale, cuando me jubile me dedicaré a todas esas cosas. Me iré a vivir a un lugar tranquilo, meditaré, me alimentaré mejor, haré viajes a lugares remotos…»
¿Y si no hubiera mañana?
¿Y si la vida fuera HOY?
Y es que esa es la verdad. La Vida es HOY, la vida es AHORA. En éste momento, ya… ya… ¡YA!
¿Cuánto tiempo más vas a dejar pasar antes de ponerte en acción?
¿Cuánto más vas a demorarte para mostrar al mundo al ser luminoso que eres?
Si puedes ser luminoso mañana, ¡puedes serlo hoy también!.
Lleva luz a todo aquello que te impide vivir en el AHORA.
¿Por qué tardas en llamar a esa persona?
¿Por qué sigues enfadado con ese amigo?
¿Por qué no dices ese «te quiero» que tienes ahogado en la garganta?
La vida es HOY. La vida es AHORA. ¡VIVE!
Gracias. Te amo.